Allí estabas, tras el cristal

Hace ya demasiado, yo estaba en mi cómodo sofá acariciando a Mel que ronroneaba sobre mis piernas, ajeno a lo que ocurría tras el cristal.

Allí estabas tu, parapetada apuntando al horizonte, mientras otros te apuntaban a ti y disparaban sus insaciables cámaras.

Nadie podía creer que acabarías disparando aquella arma de fabricación rusa.

Son casi hermanos decían unos, Rusia se lo debe todo a Kiev, allí nació todo lo ruso, decían otros.

Ahora esos mismos miran la guerra tras el cristal mientras engullen la cena del día.

¿y tú?

De ti ya nada sé, estarás escondida en algún lugar de ese país que vemos tras el cristal.

Eso espero, que todavía sujetes tu arma con fuerza, que nada te halla pasado, pues aunque siempre nos separo el cristal, hubo momentos que sentí contigo la frialdad del metal del arma, la angustia de pensar que podía suceder y el peso de tener que defender a los que no lo pueden hacer por ellos mismos.

Hoy, mañana y hasta que te vuelva a ver , seguiré mirando con la esperanza de que aparezcas de nuevo tras el cristal.

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