
Levante la mirada y allí estaba,
sus ojos se me clavaron como dos arietes
derribado todos los muros que tenía
y provocando en mi una sonrisa que no reía
No supe que existía hasta entonces
y ahora lo llenaba todo,
no entendí el porqué de esas voces
pero las seguí sin decir un no.
La noche ya no era igual,
las estrellas brillaban más,
mientras mi corazón sentía,
que menos ella todo daba igual.
Pasaron los días y el dolor crecía,
solo al verla notaba que remitía,
no había queja ni amargura,
solo un amor que dolía.
Ella me miraba y nada decía,
mientras yo por dentro me consumía,
y por más que pensará no entendía,
porqué antes de ella nada existía.